Un poco de presión huaracina parecía inquietar el fondo hualgayoquino, que
sufrió con los desbordes de Jesús Torres por izquierda. Sin embargo, si se
trata de efectividad, los números de Hualgayoc eran ineludibles: 31 goles en 10
partidos. No fue Jorge Vílchez el encargado de romper el cero, sino Johan
Martínez, quien emprendió carrera desde la derecha y venció con remate cruzado
a Christian Jave. ¿Sorpresa? Por la diferencia de plantillas, sí. El 0-1 obligó
la reacción desordenada de Rosario, que encontró la paridad a los 36' con un
zurdazo de Jesús Torres en el área.
Más allá de los goles y el buen trato de balón, las emociones estuvieron
guardadas. El ingreso de Kristhian Gutiérrez por Bremen Horna en el entretiempo
generó un movimiento táctico de Lizandro Barbarán. Del 4-3-2-1, el elenco
listado pasó al 4-trapecio-2 con mayor participación de Fabio Rojas, pero la
falta de precisión fue el sello en el inicio de la Finalísima. Había que sumar
el cansancio para saber que, al margen de un Rosario instalado en campo de
Hualgayoc, el 1-1 no se movería.
Un remate de Medina a los 80' y otro a los 86' de Éder Martínez fueron las
únicas chances que tuvo Hualgayoc para inquietar el arco de Jave. La salida de
Jorge Vílchez por Carlos Aliaga por agotamiento, la ausencia de Hoover Crespo
por suspensión y tener solo cinco suplentes (entre ellos dos arqueros)
determinaron que el 'Charapa' Torres cierre el kiosco y asuma como negocio el
empate. En contubernio psíquico, Lizandro Barbarán le dio la mano hasta que
Micke Palomino pitó el final.
Fue el estreno de ambos equipos en una Finalísima. Guantes blancos y buen
humor para un espectáculo que estuvo más interesante en las tribunas que en el
césped. El miércoles será turno de Rosario enfrentándose a Binacional, mientras
que Hualgayoc debe hacer sus deberes -esperando el regreso de Crespo y que
nadie se lesione- ante Racing. Siempre en el célebre estadio Nacional.
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